El Aleph o la vivencia interoceptiva  
 
Horacio Ejilevich Grimaldi

O God, I could be bounded in a nutshell and count myself a King of infinite space.
Hamlet, II, 2.

But they will teach us that Eternity is the Standing still of the Present Time, a Nuncstans (as the Schools call it); which neither they, nor any else understand, no more than they would a Hicstans for a infinite greatnesse of Place.
Leviathan, IV, 46


 

 

La gran clave de este cuento se inicia en el título del mismo. Aleph es la primera letra del alfabeto hebreo. Según Gershom Scholem, representa la raíz espiritual de todo el alfabeto. Según la tradición jasídica en ella se expresa la voluntad del Él y es al mismo tiempo un símbolo panteísta al simbolizar la totalidad del universo en la que vemos reiteradamente la influencia de Baruj Spinoza, cuando este autor cita en su Ética (primera parte, Proposición XV) lo siguiente:

Todo lo que es, es en Dios ...Y nada puede concebirse sin Dios"...  

Dios es "Ein-Sol", lo que no tiene fin, lo no-limitado, por lo cual es también lo no-cognoscible. 

Ya Cristo decía en nombre de Dios:

  Yo soy el Alfa (Aleph) y el Omega...

 

Encontramos que:

La esencia de Dios como tal no puede ser conocida. Solo puede ser sabida su apariencia, su modo de manifestarse dentro de lo no-finito , que es lo único captable por la mente finita del ser humano.

                                              Barilko; la Kábala, biblioteca Popular Judía, 1977.  

 El concepto que en unas de sus facetas expresa el símbolo de el Aleph, se encuentra también en la Alquimia bajo la concepción de Unus Mundus, y el la Psicología Analítica en el proceso de individuación para llegar al Selbst.

La estructura formal del cuento es curiosa. El protagonista (héroe), que relata el cuento en la primera persona, se ve conmovido por la muerte de su amada y busca en la complicidad del primo hermano de ésta, motivos como para revivirla, ya sea  no más mentalmente en las charlas llevadas a cabo en la casa que esta habitara. En el sótano de la misma, "apenas más ancho que una escalera", le es debelada la existencia del Aleph, el punto de convergencia del todo, el cual tiene la oportunidad de vivenciar antes que el edificio y sus recuerdos humanos sean derruidos....

El cuento se inicia con una ajustada descripción de lo que será la excusa narrativa, esta es la desaparición física de la amada:

  La candente mañana de Febrero en que Beatriz Viterbo murió....

Siguiendo innumerables tradiciones de pueblos disímiles, encontramos que el nombre verdadero, de una persona, es el que debe permanecer oculto, la esencia de ella misma. Así pues Borges, entrega, me inclino a creer que a sabiendas un dato importante, el nombre de la muerta.

Si Beatriz, nombre que no es demasiado común en la Argentina, alude al Dante, encontramos en este personaje ausente pero a la vez omnipresente el símbolo, de un "ánima" perdida a la cual es necesario buscar para lograr la individuación. Así pues con Beatriz desaparecida, se da el pretexto de héroe-persona, para elaborar una historia en su búsqueda. Como Orfeo en su descenso a los infiernos, nuestro protagonista será guiado hacia el sótano en su encuentro con el Aleph (Unus Mundus / Selbst). Esto es “ su “ Beatriz, en el "'anima" del héroe, perdida y con ella los resabios de algún no escrito rechazo...

 ... "Muerta, yo podía consagrarme a su memoria, sin esperanza, pero también sin humillación"...

 


 

 

Beatriz Viterbo es la simbolización del Arquetipo del Grial.

En este párrafo, se nos revela la categoría del héroe trágico, que tendrá el protagonista, que, sin ser asesinado pérfidamente como Sigfrido, como bien le cuadra al espíritu colectivo alemán, es más bien resignado a su destino. Hay algo más cruel que contemplar al Todo, y luego saber que nunca más podrá ya alcanzar ese momento de nuevo?, este tipo de temática, encaja mucho al héroe trágico argentino.

Pero , qué será eso que el héroe sabe de antemano que jamás alcanzará? nuevamente habrá que acudir al hombre. En este caso el apellido de la amada muerta, esto es VITERBO.

Aquí nos encontramos apocopadas dos connotaciones de etiología latina: vita-ae y verbum-i, esto es (no olvidemos la herencia latina de Castellano) Vida y Verbo o, más comprensiblemente el  verbo de la vida o la palabra de la vida.
El "sentiment d'incompletude"de nuestro protagonista, lo lleva a emprender una aventura épica en una casa, buscando algo que no existe pero verá por primera y UNICA vez, sumergiéndose luego nuevamente en la ceguera de plantearse si el hecho existió en realidad o no...
Típicamente nos encontramos aquí, para mencionarlo psicopatológicamente con una Neurosis existencial más un componente depresivo exoendógeno, con todo lo que ello conlleva. Esta neurosis, como es propia en individuos de nivel cultural alto, (nuestro protagonista pese a ser un ser frustrado, o tal vez gracias a ello, indica poseer una alta capacidad mental), se focaliza en conductas típicamente obsesivas, es característico el ritual de esta patologías como se descubre en la siguiente frase:

"Beatriz Viterbo murió en 1929; desde entonces no dejé de pasar un 30 de abril si  volver a su casa"...

Gradualmente, el protagonista confronta sus recuerdos  con el del primo hermano de Beatriz, Carlos Argentino Daneri.

La figura de Daneri, es la contraparte del héroe trágico. En todo el relato se trasunta, cuando menos una actitud de confianza, Daneri es el afortunado, que ganará el segundo premio de literatura, es aquel que por lazos carnales no se vio atado al amor  no correspondido por Beatriz  y por último es también aquel a quien, a pesar de una rudimentaria ignorancia, descubre desde sus épocas de escolar, al Aleph.

Daneri parecería ser más popular, o si se quiere populista, una persona a quien le desagrada la palabra leche y la substituye por lactario... lechal, etc. Asimismo Daneri revela tener hacia el protagonista una admiración rencorosa. Nuevamente el nombre  no es buscado al azar: a la obvia connotación popular del nombre Argentino, se le agrega la ascendencia italiana, que evoca a lo condottieri y al presunto asesino de Amadeus, Salieri por igual.
Carlos Argentino Daneri no es más que un Hagen de Tronik, porteño.
Recién cuando ambos se permiten compartir el Aleph, se irán en un precario equilibrio, descompensado siempre por la ausencia de Beatriz, y que lleva a una enantiodromía entre la Persona (héroe) y la Sombra (Daneri), en la cual el rompimiento final será inevitable.

A esto lo siguen las racionalizaciones finales del protagonista acerca de la falsedad del Aleph (dado que  no fue suyo), que se explica por el mecanismo junguiano de transformación de la sombra en el otro. Es decir, la envidia, y el rencor no estaban en Daneri sino en el héroe mismo.  
Llegamos de esta forma, a la sublime descripción dada por Borges, del símbolo del Aleph.

Este es descrito en forma rigurosamente junguiana... Como un mandala:  

Alanus de Insulis (habla) de una esfera cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna.....

 


 

El mandala Literario

El mandala en sí posee la cualidad de simbolizar el Unus Mundus o mejor aún es en su presencia la representación artística del mismo, subjetivizada por la personalidad total del autor primero y del observador después . Es el punto modal trasnpersonalmente habando del Selbst o si se quiere la convergencia artísticamente representada de la función Espacio-Tiempo.

La utilización de las imágenes vistas al unísono semejas un Test de asociación de conceptos realizados por un escritor erudito como es el caso de Borges o quizás alguien que hubiera tenido algunas vez acceso a algún tipo de experiencia numinosa...

Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde vi las muchedumbres de América vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como un espejo...

En el Aleph se recombina el Universo psicótico, caótico como podría deducirse de una primera lectura del cuento, sino ordena diríamos cabalísticamente como una lógica similar a la "mengenlehere", según el propio autor que escapa, como el plano simbólico en Jung, a nuestra racionalidad, para penetrar el cual solo cabe la esfera reflexiva, que permita acceder a algún / as acepciones interpretativas del símbolo determinado. Un universo, cuyas parcialidades, tal vez las mas importantes, son vivenciadas en forma no voluntaria, casi divina, Es la última pincelada de Vincent Van Gogh. Es el toro y la cruz. El remanso y el curso.

...El tigre preso y libre por las  palabras en el laberinto de espejos que es el mundo de Borges.